Los testimonios locales cuentan que fue el 26 de mayo de 1938 cuando los 16 fugados (exhumados en 2016) fueron asesinados y enterrados en una fosa cercana al cementerio de Olabe. Los vecinos de este pueblo son un ejemplo de respeto por la memoria histórica. Además de su activa colaboración en la señalización del sendero GR 225, construyeron un bonito Lugar de Memoria junto a la fosa mencionada de los 16 cuerpos. Ahora han vuelto a señalar, para que no se olvide aquella infame desgracia, la fosa (junto a las huertas, al otro lado de la carretera) en la que apareció un cuerpo (se esperaban 2 o 3) el pasado 25 de febrero. Una piedra y un texto recordarán a los senderistas que allí se asesinó a personas inocentes impunemente -sin juicio ni consideraciones previas- por el mero hecho de intentar escapar de la miseria, el hambre y el frío.
Gracias a Ana, Mikel, Alfredo, Maite, Karmina, Juan, Kruz y Etxebe por su dedicación y sensibilidad.