84 AÑOS DESPUÉS

En este 84 aniversario de la fuga de aquellos 795 valientes, el 22 de mayo ha vuelto a coincidir en domingo. Cuánto no hubieran dado los organizadores de la evasión del 38 por un tiempo tan seco como el de esta semana. Y más aún porque ninguno de los guardianes hubiera podido huir desbaratando así un porcentaje alto del éxito de la intentona. Así que este último domingo se volvió a rendir homenaje en Ezkaba a todos los presos que allí penaron. Pero hablaremos en una entrada posterior de ese acto anual organizado por Txinparta; toca ahora ilustrar la marcha que también anualmente se realiza en su recuerdo.

Desde hace más de 10 años un grupo de senderistxs de origen y pelaje diverso realizan una marcha autogestionada desde la puerta del fuerte hasta el pueblo de Urepel (donde llegó Jovino Fernández, uno de los tres fugados que atravesaron la frontera). Desde que el GR 225 está señalizado, son sus 53 kilómetros los que se recorren. Eso supone salir a las 7:00 de la mañana para caminar durante todo el día a buen ritmo y poder llegar a una hora prudencial a Urepel. Este año el problema no fue el barro ni la lluvia, sino el calor altísimo e inusual que nos acompaña desde hace una semana. Aún así, se cumplieron los horarios previstos y todo el mundo llegó con una sonrisa allí donde Jovino, tras su terrible peripecia de 13 días, seguramente arribó al límite de sus fuerzas.

Este año hubo una agradable sorpresa: la familia Uriz ofreció su simpatía y algunas viandas al paso de los senderistas por el pueblo de Olaitz: eskerrik asko. Sirvan estas imágenes para recordar la bonita jornada del pasado sábado y honrar, una vez más, a los que lo intentaron hace 84 años porque preferían la incierta aventura -que podía terminar con una bala- al hambre, el frío y la miseria que les procuraba la mezquina codicia de la dirección de la prisión.

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