Siempre es un placer volver a ver a Ana (hija de Jovino Fernández, uno de los 3 que consiguieron llegar vivos a la frontera) y a su marido Jean-Claude; personas entrañables que forman parte de la faceta luminosa de la terrible historia de la fuga de 1938. Este año volvieron a unirse al grupo de amigos del GR 225 en Sorogain, y compartimos con ellos unos minutos antes de completar la última etapa hasta Urepel.
Al día siguiente, subieron hasta el Fuerte para participar en el acto-homenaje organizado (como cada año) por la Asociación Txinparta. Ana hizo una intervención emocionante y muy valiosa desde el punto de vista del ‘relato’ (ahora que la palabra se ha puesto de moda) que debe de perdurar acerca del propio fuerte, y del golpe que las fuerzas comandadas por Franco asestaron a la legalidad republicana. Aunque no esté completa, valga este fragmento para recordarla: