Buenísima racha de identificaciones de exhumados en fosas comunes (sean o no pertenecientes a la fuga de Ezkaba que rememora este GR 225). En este caso sí que son los restos de un fugado: ni más ni menos que el primero que se logra identificar en la gran fosa de Olabe (16 cuerpos encontrados). Se trata del mendaviés Francisco Lecea Sancho, asesinado con 41 años. Como indica Diario de Noticias, “… estaba casado con Fermina Cenzano y tenía dos hijos. Trabajaba como ferroviario en Logroño, donde fue detenido por un grupo de falangistas mendavieses, que lo trasladaron a Pamplona / Iruña. Ingresó en el Fuerte de San Cristóbal el 21 de enero de 1937. Participó en la fuga del 22 de mayo de 1938, y fue capturado y asesinado en Olave, con otros quince compañeros, todavía sin identificar. La familia de Francisco sufrió la represión y su viuda tuvo que marcharse del pueblo e ir a vivir a Burgos con sus dos hijos.“
En la fosa de Olabe tanto el testimonio de quien señaló su ubicación (Esteban Arriola, testigo directo con 18 años) como las investigaciones forenses de Aranzadi, apuntan la dramática circunstancia de que la mayoría eran muy jóvenes (uno de ellos cumplía 18 años años aquel fatídico 26 de mayo de 1938). Otro testigo relató a su familia que uno de los que aparentaba ser mayor, ante el natural abatimiento de sus compañeros casi adolescentes, les dirigía palabras de ánimo tratando de aliviar la pesadumbre que producía el presentimiento del final. Fuera o no Francisco Lecea aquel corajudo fugado, compartimos ahora la satisfacción de los familiares al recuperar sus restos y poder -así- honrar su memoria.
