Fue apresado en 1937, en su pueblo de Encinas de Abajo (Salamanca). Tenía 25 años, casado con 2 hijos. Era jornalero. Llegó al fuerte de Ezkaba junto a su hermano Hilario y 5 vecinos más del mismo pueblo. Participó junto a varios de ellos en la fuga de 1938 y fue el único que tuvo la desgracia de ser apresado (ya lejos del Fuerte: en Usetxi) y posteriormente ejecutado en el paraje de Patzaranzokoeta. Ahora, 83 años después, sus restos han podido ser identificados y regresarán hasta las tierra donde siguen viviendo sus nietos; compartimos su emoción. Lira Félix lo relata muy bien para La Crónica de Salamanca.
El resumen de lo que sucedió en Usetxi puede consultarse en la página hermana del libro Los Fugados del Fuerte de Ezkaba 1938, en su apartado la dispersión de los fugados. Su autor, Fermín Ezkieta, recabó en 2016 el testimonio fundamental de Gertru Zubiri, protagonista gracias a su memoria y buena disposición del final reparador de la triste historia de Ramón.
En esta ocasión queremos destacar la colaboración entre el Hospital Vall d’Hebron (donde un hijo de Ramón depositó la muestra genética) y la empresa pública navarra Nasertic, que gestiona el banco de ADN. El Gobierno de Navarra/ Nafarroako Gobernua lo explica en su Nota de Prensa y anima, como lo hacemos nosotros, a “la colaboración, tanto para la localización de posibles fosas como para encontrar familiares de fugados cuyas muestras genéticas puedan permitir nuevas identificaciones.”
Por último, en lo que se refiere a nuestro GR 225, la fosa donde aparecieron los restos de Ramón junto a los de otros dos compañeros de fuga se encuentra -como puede verse en el gráfico inferior- a aproximadamente un kilómetro de la Variante de Usetxi. Otro buen motivo para transitarla.